Durante la madrugada del 22 de agosto de 1972, en la Base Aeronaval Almirante Zar en la ciudad de Trelew en Chubut, 16 militantes del ERP, las FAR y Montonero fueron fusilados.
Hoy se cumplen 44 años de la «Masacre de Trelew», ocurrida en la madrugada del 22 de Agosto de 1972, en la Base Aeronaval Almirante Zar. Todo habia comenzado unos días atrás, el 15 de agosto, cuando comenzó un masivo intento de fuga del Penal de Rawson, en Chubut. El plan era realizar una fuga masiva, imitando la exitosa fuga que los Tupamaros protagonizaron el 6 de septiembre de 1971 en la cárcel montevideana de Punta Carretas, y que tuvo una gran repercusión en Uruguay.
Mario Roberto Santucho y Marcos Osatinsky eran los cabezillas del operativo. Y junto con Fernando Vaca Narvaja, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna, fueron los únicos que pudieron huir rápidamente en un automóvil Ford Falcon que los esperaba, y trasladarse al entonces aeropuerto de Trelew. En ese momento se produjo un desencuentro entre los detenidos que intentaban fugarse: Mientras que el grupo comandado por Santucho y Osatinsky logro llegar al aeropuerto y abordar un avión de Austral con destino a Chile, otros 19 detenidos tardaron más tiempo del previsto en salir del penal y al llegar al aeropuerto el avión ya no estaba.
Estos 19 detenidos, tomaron el aeropuerto. Al ver frustradas sus posibilidades de fuga, luego de dar una conferencia de prensa a cargo de Rubén Pedro Bonnet se entregó detenido a los efectivos de la Armada que mantenían rodeada la zona, solicitando y recibiendo públicas garantías para sus vidas en presencia de periodistas y autoridades judiciales. Los hombres también pidieron retornar al penal de Rawson. Sin embargo, las autoridades militares decidieron trasladarlos a la Base Aeronaval Almirante Zar.
Mientras tanto, se producía un conflicto diplomático entre el gobierno de Alejandro Agustín Lanusse que intentaba presionar por todos los medios al Presidente de Chile Salvador Allende para que deportara a los fugados en calidad de prisioneros. Y la ciudad de Trelew fue militarizada por medio del Ejercito y la Gendarmeria.
En medio de una enorme tensión y también de mucho hermetismo, los 19 detenidos fueron sorpresivamente despertados y sacados de sus celdas. Según testimonios de los tres únicos reclusos sobrevivientes, mientras estaban formados y obligados a mirar hacia el piso fueron ametrallados indefensos por una patrulla a cargo del capitán de corbeta Luis Emilio Sosa y del teniente Roberto Bravo, falleciendo la mayoría en el acto, y algunos heridos fueron rematados con armas cortas en el piso. Luego, al terminar los disparos, los siete sobrevivientes fueron llevados a la enfermería, pero no se les prestó ningún tipo de asistencia médica. Los únicos tres sobrevivientes (la psicóloga María Antonia Berger, el estudiante Alberto Miguel Camps y el ingeniero químico Ricardo Haidar, quienes serían secuestrados y desaparecidos entre 1977 y 1982) fueron trasladados al día siguiente a Puerto Belgrano, donde fueron intervenidos.
La versión oficial del suceso indicaba que se había producido un nuevo intento de fuga, con 16 muertos y tres heridos entre los prisioneros, pero sin bajas en las filas de la Marina.
La misma noche del 22, el gobierno sancionó la ley 19.797 que prohibía toda difusión de informaciones sobre organizaciones guerrilleras. En los días sucesivos, hubo manifestaciones en las principales ciudades de la Argentina, y Juan Domingo Perón calificó la masacre de «asesinato».