En el coloquio de IDEA el sacerdote Rodrigo Zarazaga, fundador de la Escuela de Liderazgo Político CIAS, desafío al establishment económico argentino: «el valor de una cartera Louis Vuitton equivale a 300 meses de planes sociales» les dijo. «No nos gustó cómo nos trató este sacerdote» respondieron los empresarios.
En el marco del panel de “Integración social” en el coloquio de IDEA, desarrollado días atrás en Mar del Plata, el sacerdote Rodrigo Zarazaga hizo enojar a los empresarios. Les habló en la cara de las cosas que ellos no quieren escuchar.
«Yo no conozco a nadie que gane (un plan de) $ 880 por mes que no quiera trabajar si le ofrecen un trabajo en el que le van a pagar 15.000 pesos» disparo el sacerdote. Y agregó: «Si llega la lluvia de inversiones, hay un sector que va a seguir en el desierto, por eso hay que invertir en planes de capacitación, porque si no, el tren de la reactivación va a arrancar pero con medio tren desenganchado”.
Rodrigo Zarazaga trabajó durante años en villas y barrios obreros del conurbano. «Soy jesuita, y como jesuita siempre trabajé en el conurbano, en barrios carenciados de San Miguel, donde está el seminario» dijo en alguna oportunidad Zarazaga.
En Mar del Plata, en el 52º Coloquio de IDEA, frente a un auditorio repleto de empresarios, les dijo: “No los llamo a la solidaridad, sino a la racionalidad. Un país que tiene una mitad pobre tiene un futuro atroz» y les remarcó: “No les hablo con el corazón, les hablo con la billetera; podremos seguir viviendo en countries y pagando seguridad, pero eso no está funcionando”.
Zarazaga estudio Harvard donde desarrollo una tesis sobre el clientelismo en el conurbano. Pero antes de llegar a eso, trabajó en la Villa Mitre (San Miguel) y otros barrios obreros de la zona. Allí tomó contacto con la pobreza. Se relacionó con la gente y conoció sus necesidades y preocupaciones.
«El valor de una cartera Louis Vuitton equivale a 300 meses de planes sociales; una corbata Hermes, para no hacer distinción de género, unos 200 meses» afirmó el sacerdote sin que le tiemble la voz. Además describió que «Arrancamos con 80.000 beneficiarios del Plan Trabajar (1996), en el 2012, el Plan Jefas y Jefes de Familia alcanzó a 2,5 millones de beneficiarios, entre otros planes de ayuda, y como los presupuestos son limitados, la política elige cubrir sólo la urgencia«.
“Nosotros, el tercio que está arriba, nos tenemos que hacer cargo del tercio que está abajo” reclamó y frete a un publico un tanto ofuscado sentencio: «Debemos cambiar las políticas y hacer una enorme inversión en infraestructura social, para que dentro de 20 años no sigamos hablando de pobreza como lo hacemos ahora y lo hacíamos hace 20 años«.
La respuesta No tardo en llegar. Guillermo Dietrich, el padre del ministro de Transporte, se quejó de su presencia. «Nosotros ponemos mucho dinero para tratar de reducir la pobreza con los impuestos que pagamos y no me gustó cómo nos trató este sacerdote«, dijo a los diarios porteños.
Entre los conceptos más destacados de la exposicion de Zarazaga, se destaca que «La pobreza no es sólo un problema de ingreso, sino también de en dónde crecí; qué posibilidad de vivienda tengo; con qué posibilidad de educación, y de salud; para eso están el Estado y ustedes, los empresarios, para ayudar«.»Si los jóvenes que quieren trabajar dicen que son de la villa, no son contratados» explicó el religioso.
El cura Rodrigo Zarazaga dijo que «para muchos, el modelo de movilidad social es el “transa” (dealer), que puede comprar la motito o las zapatillas de marca«. «Hay señoras con pánico de perder su trabajo como empleada doméstica, porque eso significaría volver a cartonear para comer y darles de comer a sus hijos» contó.
«No es justo que nos venga a criticar acá un sacerdote de la forma en que lo hizo. Nos vamos a quejar a las autoridades de IDEA en las próximas reuniones» se quejo un empresario de la construcción. Algo que no preocupo demasiado al sacerdote.
Por último, Zarazaga reflexiono que «a partir de la Asignacion Universal por Hijo yo volví a oler a asado los domingos en la villa, pero los chicos van a escuelas donde no aprenden a leer ni escribir. Y los padres quizás puedan a acceder a un lavarropas en cuotas, pero viven en zonas del conurbano donde sólo uno de cada cinco hospitales funciona aceptablemente«.