[AUDIO] Canal Abierto – Cooperativa la 770 – Jueves 23 de abril de 2021
El Observatorio de Acceso a Medicamentos de Argentina de la Fundación Grupo Efecto Positivo realizó el pasado 21 de abril la presentación de su informe anual, que en este caso contempla los últimos dos años. Allí se analizan las compras públicas de remedios para VIH, Hepatitis C y Tuberculosis que realiza la Dirección de VIH a nivel nacional.
La directora ejecutiva de GEP Lorena Di Giano explicó en diálogo con Canal Abierto Radio que desde el año 2000 se venían construyendo políticas para adquirir los medicamentos con previsibilidad, pero en los últimos cuatro años bajo la gestión de Mauricio Macri “hubo un desmantelamiento de compra, de previsión y de compras por licitación. La mayoría eran compras directa donde hemos gastado mucho presupuesto que se podría haber ahorrado”. En este informe analizan además las compras de insumos para el coronavirus.
Al igual que otras organizaciones del mundo. la Fundación GEP continúa visibilizando la necesidad de liberación de las patentes de las vacunas, que son elaboradas por empresas privadas. “Podemos decir que entre 10 y 15 países se han quedado con el 80 por ciento de la producción hasta el momento, y 130 países ni siquiera han accedido ni siquiera a una dosis” indicó.
“Argentina, como dijo el presidente, tiene el privilegio de ir recibiendo a cuentagotas, no como necesitamos pero esta no es la realidad de todos los países del mundo. Y cuando los países no pueden manejar la epidemia de la mejor manera, surgen las nuevas variantes, cepas, que hacen que esta segunda ola sea peor, más contagiosa, con mayor muerte”, apuntó Di Giano.
El sistema de patentes en el desarrollo de tecnologías sanitarias como vacunas y medicamentos se adoptó en la década del ‘90 en la Organización Mundial del Comercio (OMC), mediante el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC). Así fue como las farmacéuticas se quedaron con la exclusividad de las normas de propiedad intelectual y esto deriva en monopolios que aumentan el precio de medicamentos de manera exorbitante y extorsiva.
“La mayoría de los países en desarrollo tenemos que reconocer monopolios, derechos exclusivos para las empresas, que en un 99 por ciento son extranjeras para la Argentina, donde en esos 20 años de exclusividad, solamente el dueño de la patente puede producir, exportar, comercializar o importar lo que está patentado” comentó la directora de GEP. Implica “una gran sesión de la soberanía sanitaria y nos hace dependientes de empresas extranjeras”.
EL ADPIC podría suspenderse temporalmente. Ante la magnitud de la crisis sanitaria, “las patentes vienen complicando el acceso a la salud”. “La producción de medicamentos es escasa y las multinacionales al tener los derechos exclusivos, y apropiarse de los conocimientos para producir vacunas, están determinando quién puede fabricar y quién no”, indicó Di Giano.
La Organización Mundial de la Salud comenzó con esta iniciativa, donde se intentó que las compañías farmacéuticas cedieran tecnología y que pudiera haber mayor producción, pero solo entró Oxford-AstraZeneca y cedió la tecnología a una única empresa india. Desde GEP reclaman además la suspensión de patentes no solo de vacunas sino de otros insumos de tecnología sanitaria, sean respiradores o barbijos.
Asimismo reconocen que el gobierno argentino “se sumó al pedido en un momento muy difícil porque está negociando la deuda y se teme que haya alguna represalia, aunque se fueron sumando tantos países que ya no creemos que sea una represalia individual”.
En la Organización Mundial del Comercio se logran acuerdos por consenso que benefician a los 10 países que están bloqueando la suspensión, y que concentran el 80 por ciento de las vacunas. Para Di Giano el multilateralismo está decayendo hace muchos años, y “hay pocos países que tienen el poder y que terminan imponiendo lo que quieren”.
“La OMC se debe a todos los sectores de la economía. Pero mientras los demás colapsan, está privilegiando el poder económico de estas corporaciones farmacéuticas a las que hay que dejar de llamar laboratorios. El laboratorio es el lugar en el que el científico trabaja y hace ejercicios de química para dar respuesta a un problema de salud. Esto no tiene nada que ver. Se trata de compañías que tienen sus accionistas y cotizan en la bolsa de Nueva York y para quienes cuanto más caras sean las vacunas, medicamentos o cualquier tipo de tecnología que necesitamos para la salud, más ganancias tienen”, afimó.
“Las compañías resisten y los gobiernos los apoyan, y se complica porque se forman dos grupos muy antagónicos, los que apoyan la propuesta y los que están en contra. La directora que es una nigeriana (Ngozi Okonjo-Iweala), ante esta situación se hizo eco de una propuesta que se llama la tercera vía. Plantean que tratemos de articular la OMC y la OMS y apoyar el mecanismo Covax ,que es voluntario para las empresas, y ya sabemos que esto no funciona”.