En un nuevo intento para evitar que lleguen inmigrantes al viejo continente, los lideres europeos se acercan a las dictaduras de Sudan y Eritrea, dos de los regímenes más atroces del continente negro.
Todo vale para evitar que sigan llegando inmigrantes a Europa. La Unión Europea esta buscando nuevas formas de cerrar el paso a las personas que huyen de la guerra. No fue suficiente el acuerdo firmado con Turquía para frenar el éxodo tratando de cerrar una puerta sobre el Más Mediterráneo. Ahora la UE busca un acuerdo Sudan y Eritrea para sellar las salidas por el Mediterráneo Central.
Los acuerdos, pregonados por los europeos, buscan que ambos países controlen sus fronteras y e intentan cambiar la legislación para poder financiar ejércitos extranjeros.
“La financiación directa de ejércitos no es posible; debido a las excepcionales circunstancias en algunos países, era importante corregir esta laguna”, explica la institución para justificar la reforma. “No puede haber desarrollo si no hay seguridad”, explica una alta fuente europea, dando la vuelta a la que hasta ahora era la premisa básica (no hay seguridad sin desarrollo).
Son acuerdos militares. Acuerdos que buscan “aumentar la eficacia” en materia de seguridad. Según trascendió la UE destinara 100 millones de euros asignados a ayuda al desarrollo en materia de seguridad. Desde el organismo con sede central en Bruselas aseguran que ese dinero no se destinara a la compra de armamento, los acuerdos prevén la utilización de los fondos para control de fronteras, equipos de vigilancia, desminado o desmovilización de combatientes entre otras cosas.
En este contexto, al menos 442 eritreos fueron deportados por Sudán en mayo tras ser detenidos cuando trataban de llegar a Libia, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), y otras 300 el 4 de julio. Los eritreos son encarcelados al ser devueltos a su país por haberlo abandonado ilegalmente. Según diversas organizaciones de Derechos Humanos, son los primeros movimientos de los dos países africanos en pos de mostrarse complacientes con la UE.
Se estima que unos 5.000 eritreos abandonan su país cada mes. El 90% de los 70.000 que lograron llegar a la UE en el 2014 y el 2015, casi siempre a través de Sudán y Libia, obtuvieron derecho a asilo. Pero para recibirlo deben poner un pie en Europa, algo que será más difícil si el país vecino sella su frontera, porque la UE sigue sin permitir pedir protección desde el país de origen.
Organizaciones como Human Rights Watch, Médicos Sin Fronteras o Pax han expresado su rechazo a esta colaboración y advierten del riesgo de que el material facilitado acabe siendo utilizado para la represión. Bruselas reconoce que la estrategia no está exenta de riesgos: que la entrega de “material y formación, como servicios de seguridad y gestión de fronteras, sea redirigido a fines represivos”, que las víctimas de los traficantes “sigan siendo criminalizadas” o que haya “críticas de la sociedad civil y las ONG por colaborar con gobiernos represivos”. Pese a eso, los acuerdos siguen en marcha.
Sudan, tierra de genocidios
Un dato curioso, y espeluznante, es que los acuerdos comenzaron a gestarse en noviembre de 2015, en la cumbre de La Valeta (Malta), una cita a la que el presidente de Sudán, Omar al Bashir, no acudió: se arriesgaba a ser detenido y entregado a la Corte Penal Internacional (CPI), que lo busca por crímenes de guerra y genocidio.
En el 2005, y a petición del Consejo de Seguridad de la ONU, la CPI investigó la muerte de 300.000 personas en Darfur, acusando al presidente sudanés de crímenes de guerra y contra la humanidad y, por fin en el 2010, de genocidio. Omar al Bashir ha podido no obstante viajar a menudo y sin problemas a Arabia Saudí, Qatar, Iraq, India o varios países africanos a los que la UE reprochó cada vez no haberlo detenido.
Pero las cosas han ido cambiando. Aunque la causa sigue abierta la investigación sobre Darfur quedó suspendida en diciembre del 2014. Según la fiscal Fatou Bensouda, por falta de apoyo del Consejo de Seguridad. Y Estados Unidos, que mantiene sanciones contra el país, ha abierto sin embargo una línea de colaboración con su gobierno para “investigar crímenes financieros relacionados con el terrorismo”, léase Al Qaeda y el Estado Islámico.
Eritrea, un régimen totalitario que militarizo la sociedad
La mitad de los rescatados en el 2014 por guardacostas italianos procedían de Siria y Eritrea, y 21 de los 24 traficantes reclamados por la Fiscalía de Palermo, el primero de ellos Medhane Mered, son eritreos. El régimen totalitario de Isaias Afewerki ha militarizado la sociedad desde que el país se secesionó de Etiopía hace 25 años y mantiene un discurso belicista. Así, Eritrea y Etiopía han vuelto a intercambiar disparos en la frontera.
La ONU concluyó el 8 de junio que el Gobierno eritreo es culpable desde 1991 de serios abusos y recomendó juzgarlo en la CPI . Es el segundo informe en un año, y abunda en denunciar torturas, desapariciones y un servicio militar de duración indefinida que mantiene a 400.000 personas en semiesclavitud. El texto critica a los “visitantes ocasionales” y los diplomáticos por no ver más allá de una “fachada de calma y normalidad” en Eritrea. El informe de la ONU señala la violación de derechos humanos como primer motivo en la lista de los que huyen.
Fuente: La Vanguardia.