Tras las agresiones al cantante Leo García y a Winfried Fallon Noriega, el doctor en Comunicación Flavio Rapisardi analizó el envalentonamiento de sectores intolerantes y antiderechos: “No es que en Argentina hubiese terminado a la discriminación, lo que se había terminado era la justificación”, advirtió.
[AUDIO] Canal Abierto – Cooperativa la 770 – Miércoles 15 de septiembre de 2021
El viernes 10 de septiembre en La Plata, un grupo de jóvenes atacó a Winfried Fallon Noriega, una persona no binaria de 24 años con síndrome de Asperger. El domingo 12 de septiembre se consagró el crecimiento de la extrema derecha en las elecciones PASO, con el 13.65% de los votos que dejo a Javier Milei en el tercer lugar. El 14 de septiembre, una patota de varones atacó Leo García en General Rodríguez: “Soy bueno, hablé con un chico y le tiré una onda gay y así respondieron”, publicó el músico en sus redes sociales.
Flavio Rapisardi, doctor en Comunicación y exvicepresidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), analizó la relación entre estos fenómenos en un país con tradición liberal y democrática. “Venimos viendo una ola democratizadora de conservación de derechos, que tuvo como bisagra el Juicio a las Juntas por el último genocidio reorganizador militar, y que tuvo que ver con la consagración de derechos para las diversidades sexuales, reconocimiento de tierra y territorio para pueblos indígenas, las leyes de nuevas migraciones durante los últimos gobiernos de Néstor y Cristina”, explicó.
A pesar del crecimiento de demandas como Ni Una Menos, las expresiones más conservadoras de la derecha se reorganizan. Rapisardi subraya que no es correcto hablar de homofobia en el caso de los ataques, porque no es una fobia psicológica, sino un problema político. Y es un fenómeno mundial.
El comunicador toma como ejemplo el crecimiento y la radicalización de la derecha en España, donde al tradicional Partido Popular se le escaparon dirigentes para crear los partidos Vox y Ciudadanos. Los dos bloques funcionan “como un partido de oligarquía de derecha, en el caso argentino va a ser el Pro, y sectores como Ciudadanos o Vox, que van a hacer un sector representante de ultra que utilizan esas estrategias típicas del nazismo: cuanto mayor grande la mentira mejor es porque algo va a quedar. Uno ve en Argentina está conformación a dos bandas de los sectores de la derecha y sí, tiene una clara relación con el resultado de las últimas elecciones”.
“Los españoles hablan del sistema de las tres mayorías: la mayoría social, la mayoría parlamentaria y la mayoría política. Con cuestiones como diversidad, aborto, que tienen que ver con la agenda de derechos humanos en la Argentina yo creo que todavía existe una mayoría, no hay que temer, aún, en la construcción de una mayoría contraria a una agenda más de tipo liberal-reconocimiento de derechos”.
Para lograr la mayoría política y luego la mayoría parlamentaria -explica-, “que fue la que más costó lograr fue necesaria la discusión en las casas, en las calles y en las redes sociales”. Para el doctor en comunicación, las mayorías sociales, políticas y parlamentarias repudian este tipo de ataques, pero “en el último tiempo también ha crecido una minoría activa que incrementa su participación y su llegada a la gente y que logra que su palabra sea validada”.
Y subrayó: “Lo peligroso de la última elección es la construcción de esta derecha dos bandas, la derecha oligárquica, el proyecto de Cambiemos y la Unión Cívica Radical, absolutamente destruida y entregada a este sector; y por otro lado esta derecha bocona que va a cumplir el papel de Vox o Ciudadanos en España, que es el fascismo, que es el nazismo, que va a decir va a decir cosas que la otra derecha no va a decir pero que en secreto están habilitando a que se diga y se hagan actos aberrantes como este”.
Si bien durante el gobierno de Cambiemos se intentó desarmar o vaciar de sentido organismos como la Secretaría de Derechos Humanos, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y la Defensoría del Público, los mismos resistieron gracias a sus trabajadoras y trabajadores organizados. En esas instancias del Estado existen mecanismos de acción para este tipo de casos.
Por un lado, explica Rapisardi, la Justicia sigue fallando a favor de los derechos, “pero queda claro que tienen un límite fuerte cuando por ejemplo se está discutiendo en Argentina, muy secretamente, la Ley de Libertad Religiosa, que en su nombre suena maravillosa pero implicaría otorgar derechos a la discriminación. Por ejemplo una escuela orientación de evangélico pentecostal o católico ortodoxa podría prohibir el dictado de la ESI dentro de su escuela”, subrayó y añadió: “Ahí así hace falta una clara reforma judicial”.
“Hay nuevos tiempos, hay nuevas necesidades, nuevas urgencias, hay que ver cómo establecemos la relación de hablar con la e y el modo de inclusión en el mercado de compañeras y compañeros que no están teniendo trabajo en Argentina y que creo que mucho del voto ha sido en ese sentido”.