La experta Noelia Pérez Rivaben explicó que la detención del expresidente de Kirguistán, Almazbek Atambáev, acusado de corrupción, abrió la posibilidad de un enfrentamiento con su sucesor Sooronbái Zheenbékov. «Si bien es un pequeño país de Asia Central, es fundamental para China y Rusia, por lo que cuando algo ocurre allí están atentos», dijo.
La reciente detención del expresidente de Kirguistán, Almazbek Atambáev, quien resistió ante la policía en medio de protestas de sus seguidores, amenaza con perturbar la estabilidad de esta nación de Asia Central.
«Kirguistán es fundamental para esta alianza, por lo que cuando hay problemas allí, China y Rusia están atentos. Y si bien no hay presencia directa de EEUU, es un riesgo a tener en cuenta, porque en este contexto de crisis interna, no sería raro que aproveche la oportunidad», señaló Noelia Pérez Rivaben, historiadora por la Universidad Nacional de Mar del Plata y especialista en espacio post-soviético.
La experta explicó que Atambáiev está acusado de corrupción, pero el exmandatario, que permanece en prisión preventiva, apunta contra el actual presidente Sooronbái Zheenbékov. «Atambáev postuló a Zheenbékov, entonces su socio más cercano, porque no podía volver a presentarse en las elecciones de 2017. De a poco comenzaron a distanciarse. Lo interesante es que de acuerdo con la legislación no se puede acusar a un expresidente, que tiene ciertos privilegios y que se mantienen de por vida. Este distanciamiento entre Atambáiev y Zheenbékov se tradujo en una quita de esos privilegios. Se habla de cierta traición».
A fin de evitar una escalada entre seguidores de Atambáiev y el actual mandatario, Moscú y Beijing llamaron a los kirguises a respetar la institucionalidad. «El primer ministro ruso Dmitri Medvédev dijo estar preocupado por la situación interna, pero aseguró que su país prestaría ayuda en caso de ser necesario. China, principal proveedora de energía a Kirguistán, declaró una alerta en la frontera y que iba a estar atentos a la crisis institucional. Kirguistán era una zona clave en el paso de la ruta de la seda. Y lo sigue siendo en este intento de renovar la ruta de la seda», sostuvo Pérez Rivaben.
Marcha de las Margaritas: «Las mujeres forman una fuerte resistencia a Bolsonaro»
‘Voces del Mundo’ dialogó con Luciana Panke, especialista en comunicación política y autora de varios libros –entre ellos Campañas electorales para mujeres: retos y tendencias–, sobre la llamada Marcha de las Margaritas, una potente movilización de mujeres campesinas e indígenas en Brasil, que este año repudió las políticas conservadores del presidente Jair Bolsonaro. «Con la elección de este gobierno militar y de ultraderecha hubo un cambio muy fuerte de políticas económicas y sociales. Las prioridades del gobierno actual son radicalmente distintas a las del anterior. Mucha de la gente votó en 2018 en contra de la corrupción, no se detuvieron en las propuestas de Bolsonaro».
Panke, doctora en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Pablo, analizó además los estereotipos culturales que influyen en la participación política de las mujeres, y puso como ejemplo a la expresidenta Dilma Rousseff. «Ahora la política volvió a ser de varones, con las mujeres para adornar la ceremonia. Cuando es que están, claro. Dilma es una mujer guerrera por su liderazgo. Pero la ubicaron como madre. Los latinos identifican a la mujer con el rol fundamental de ser madre, con el cuidado hacia los otros, como la que sabe escuchar. No todas las mujeres lo tienen, es un estereotipo. Por eso en campaña la enseñaban como la madre de Brasil, mientras Lula era el padre».
En el programa se informó a su vez acerca de la decisión de la congresista estadounidense de origen palestino Rashida Tlaib de cancelar su visita a Cisjordania en respuesta a la política israelí en los territorios ocupados; la aprobación de una ley que busca terminar con el abuso de autoridad por parte de jueces y fiscales en Brasil; las negociaciones en el Parlamento de Reino Unido que podría decantar en una moción de censura contra el primer ministro Boris Johnson; y la prohibición de realizar protestas en Zimbabue, decretada por la justicia, a propósito de la gestión del gobierno del presidente Emmerson Mnangagwa.