En 2017 la Canasta Básica Total, que establece el umbral de pobreza, subió dos puntos por encima de la inflación. Es por los tarifazos y los aumentos en salud y educación. La diferencia entre la “canasta de la pobreza” y la inflación impacta sobre la actualización de la AUH, que ya no amortigua la indigencia. El Gobierno prepara una medición alternativa.
«Quiero que este sea el punto de partida para que evalúen mi gestión«, fue la frase del presidente Mauricio Macri que quedó inmortalizada a fines de septiembre de 2016 cuando el Indec divulgó los datos de pobreza en la Argentina. En ese momento se supo que el 32,2% de los argentinos vivían en hogares que no lograban reunir los ingresos necesarios para solventar el costo de la Canasta Básica Total y que, por lo tanto, eran pobres.
Se trataba de unas 12,7 millones de personas, según las proyecciones sobre el total de la población. La envergadura del dato relativo al primer semestre de 2016, signado por los despidos, la devaluación y los tarifazos, le ofrecía al gobierno la oportunidad de mostrar una reducción paulatina de ese indicador. Así lo consiguió cuando, un año después, los números oficiales llevaron ese porcentaje hasta un 28,6% luego del 30,6% del semestre intermedio.
Sin embargo, ahora, la dinámica parece haber tomado un rumbo inverso. Es que, si bien el informe de pobreza de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del segundo semestre de 2017 se conocerá recién el 28 de marzo, se acaba de dar a conocer un dato que constituye un insumo clave a la hora de establacer la cantidad de personas que no superan el umbral de la pobreza. Se trata de la medición del valor de la Canasta Básica Total de diciembre de 2017, que fue fijada en $ 16.677 para una familia tipo con dos hijos. O sea que se incrementó un 26,8% con relación al mismo mes del año anterior.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec arrojó como resultado para el mismo período una inflación del 24,8%. La comparación indica que el poder adquisitivo del segmento que no supera la pobreza se deterioró dos puntos más cuando se lo compara con el resto de la población.
Esto, siempre y cuando los ingresos del segmento hayan aumentado en consonancia con la inflación, una meta poco probable en un sector de la población caracterizado por el desempleo, la informalidad laboral y la changa.
El estudio del Indec establece también el valor de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) que determina el umbral de los llamados «pobres indigentes», que alcanzó los $ 6644. En este caso, sin embargo, el incremento fue del 21,7%, 3,1 puntos por debajo de la inflación oficial.
La Reforma previsional y la AUH: otro golpe al bolsillo
La reforma que se aprobó en diciembre modificó la fórmula para determinar la movilidad jubilatoria y la Asignación Universal por Hijo (AUH) que, además de desechar el 6,1% de inflación de los últimos tres meses de 2017, atará ambos beneficios al IPC. La AUH, pensada para garantizar un ingreso a los chicos más vulnerables (según la última EPH el 42,5% de los niños de 0 a 14 años son pobres), en esta dinámica quedará atada a un índice que va por detrás de las necesidades reales de sus beneficiarios.