Para comenzar con el artículo en cuestión, me gustaría dejar en claro que expresa el marco legal en torno a nuestra Cadena Nacional.
El artículo 75 de la Ley de servicios de comunicación audiovisual establece: «El Poder Ejecutivo nacional, o los poderes ejecutivos provinciales podrán, en situaciones graves, excepcionales o de trascendencia institucional, disponer la integración de la cadena de radiodifusión nacional o provincial, según el caso, que será obligatoria para todos los licenciatarios».
En el decreto 1225, que reglamentó la ley, se añadió al respecto: «Considéranse incluidos en la obligación de difusión de la cadena nacional, a las señales nacionales inscriptas como de género Periodísticas/Noticias, en los Registros regulados por la presente reglamentación. La transmisión de las cadenas nacionales, provinciales o municipales, deberá ser realizada en forma íntegra, sin alteraciones, cortes, sobreimpresos u otros agregados».
En caso contrario, se podrán imponer las sanciones correspondientes a cada situación.
Al respecto, Cristina, en uno de sus últimos discursos, dejó bien en claro su postura: «Lo que queremos, es que la gente tome conocimiento de las cosas que hemos anunciado y es la única manera que tenemos de hacerlo».
En referencia a que en el otro extremo, se ubica la cadena del «desánimo» y en donde, seguramente, todos los anuncios, obras, inauguraciones, beneficios para la gran mayoría de los argentinos, serían totalmente ignorados.
Ante la sucesión de cadenas, muchos comunicadores, sobre todo, de los medios hegemónicos y opositores al Gobierno nacional, como así también, referentes políticos, salen a criticar duramente el uso de la misma, con constantes ataques además a la Presidenta de la Nación.
Por un lado, se quejaban cuando Cristina no hablaba o se expresaba sobre determinado tema, pero cuando se realiza la cadena con importantes anuncios para el conjunto de la población e inauguraciones en distintas provincias del país, también les molesta.
Y en este último punto y para no ser ordinario, realmente no hay nada que les venga bien.
Quizá, para algunos medios, tenga mas relevancia contar el número total de cadenas a lo largo del año y publicarlo en tapas de diarios o títulos televisivos, que su expreso contenido político y beneficios que allí, muchas veces se anuncian para todos los argentinos.
Y aunque la norma, incluya esto último expresamente, cuando hace referencia a «situación de trascendencia institucional», cada cadena realizada por la mandataria, recibe constantes ataques mediáticos, pero, como plantea el título del artículo, sin debatir ningún fundamento político de fondo, que en ellas se plantea.
Para finalizar, tengamos en cuenta también que, en referencia a la frecuencia de las transmisiones, no existe legislación. Por lo cual, es una decisión de cada Gobierno, sobre como quiere comunicar.
Los ataques y difamaciones anteriormente descriptos, constituyen el claro «modus operandi» de los medios y periodistas opositores.
Dr. Hernán Alcántara
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