Francia vive un autentico estallido social. El intento del Gobierno, encabezado por el socialista François Hollande, de llevar adelante una reforma laboral que pretende flexibilizar la organización del trabajo, abaratar el despido y permitir que los convenios de empresa primen sobre los acuerdos sectoriales, este último punto recogido en el artículo 2 del proyecto de ley es uno de los más polémicos, choca de lleno con masivas marchas callejeras.
https://www.youtube.com/watch?v=cjxpSoacTB8
En este contexto, en las calles del país galo se ve un impresionante incremento de las protestas. Lo que no está tan claro es quien se beneficiará de la oleada de reclamos: con un 57 % de los franceses que confía en que el Gobierno de su país finalmente retire la reforma, y un 66 % que no está de acuerdo con la estrategia de confrontación del principal sindicato laboral, la CGT, nuevamente el descontento social puede catalizarlo el partido populista Front National.
En Francia la oleada de huelgas y bloqueos en los sectores de los transportes públicos y de la energía esta paralizando al país. Sin embargo, las máximas autoridades políticas, no dan un paso atrás: «retirar el texto sería malo para los asalariados. Mi puerta está siempre abierta, siempre estoy dispuesto a hablar» pero «considero que es mi responsabilidad ir hasta el final», declaró el primer ministro, Manuel Valls, en una entrevista publicada este sábado en Le Parisien, antes de reunirse con representantes del sector petrolero.
Tras ese encuentro, el Ejecutivo diagnosticó una mejoría en la persistente crisis de abastecimiento de combustible y garantizó el suministro de petróleo, después de una semana con largas esperas en las estaciones de servicio de todo el país ante la escasez provocada por el bloqueo de depósitos y refinerías por huelguistas.
La periodista Agustina Ordoqui, en dialogo con Radio Cooperativa aseguro que “hay huelgas todas las semanas por la reforma laboral”. Las protestas, que ya llevan 5 meses ejecutándose, no están próximas a terminar. El Gobierno, que ha cerrado filas en torno al proyecto de ley, promete aguantar el desafío sindical durante el mes que queda para su ratificación definitiva en la Asamblea Nacional.
«Mantengo mi posición porque pienso que es una buena reforma y que debemos avanzar hacia su adopción«, declaró el pasado viernes desde Japón, al margen de una reunión del G7, el presidente de Francia, François Hollande, sobre una reforma que apoya la patronal francesa e instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero que rechaza el ala más a la izquierda del Partido Socialista (PS).
Entre los puntos más polémicos de la llamada «ley El Khomri» – el texto legal lleva el nombre de la ministra de Empleo, Myriam El Khomri-, destaca el artículo que privilegia los acuerdos entre empresarios y trabajadores frente a los convenios colectivos.
El estallido social, que se prolonga desde el pasado enero y se ha recrudecido en las últimas semanas, le ha pasado factura a sus principales actores.
La popularidad de Valls se sitúa en el 24 %, su nivel más bajo desde que tomó las riendas del Gobierno en marzo de 2014 tras una sangría de 15 puntos de aprobación desde el pasado enero y 6 sólo en el mes de abril. Pero también sufre la imagen de Philippe Martinez, el líder de la Confederación General de Trabajadores (CGT), primer sindicato de Francia por afiliados y la más aguerrida de las siete organizaciones que se oponen a la reforma.
La popularidad de Martinez, sindicalista parisino de padres cántabros que ha puesto contra las cuerdas a Valls, también se resiente en la opinión pública: el 67 % de los franceses tiene una opinión negativa de él, el 63 % de la CGT y el 58 % no confía en la dura estrategia de contestación adoptada por la CGT.
En la estrategia de la CGT subyace también una lucha de poder entre las centrales sindicales, después de que ese histórico sindicato haya visto como el reformista CFDT, que acepta la reforma laboral con algunas modificaciones, le va ganando terreno entre los afiliados.
Con todo, la reforma -que no estaba en el programa electoral que llevó a Hollande al Palacio del Elíseo- no agrada a gran parte de la población francesa, tradicionalmente contestataria contra los recortes sociales.
Hasta ahora, las encuestas arrojaban que el 70 % de los ciudadanos se oponían a la reforma, pero esa cifra ha caído al 46 %, según un sondeo publicado por el periódico «Journal du Dimache».
Francia, país anfitrión de la Eurocopa 2016, se prepara para una nueva movilización general en las calles programada para el 14 de junio, cuando el país esté sumergido en el interés mediático internacional del torneo de fútbol.
Mientras tanto, el 66 % de los franceses teme que la protesta desemboque en una paralización total del país como en 1995, cuando se intentaba frenar la reforma de la Seguridad Social y el entonces Gobierno conservador terminó edulcorando su propuesta.
Fuente: https://insurgente.org/