Eduardo de la Serna – La Navidad es siempre la misma y siempre nueva. Como el amor. Pero la novedad hay que saberla encontrar. No siempre aparece, pero está ahí.
Muchas veces escondida detrás de las guirnaldas y los globos, detrás de un extraño invierno en pleno verano.
De todo corazón deseo que – sea cual sea la realidad que estamos viviendo, alegre o dolorosa, tensa o festiva – podamos encontrar al niño y su novedad. Una novedad que viene de Dios, que revela a Dios y nos marca huellas de esperanza.
Muy Feliz Navidad, la verdadera. Y que el Año que empieza nos encuentre luchando por más y mejor vida para todas y todos.
¡No busquen entre los muertos al viviente!
Un pesebre reemplazado
por una barba y trineo,
los pastores escondidos
(los pobres huelen muy feo).
los regalos bajo un árbol
lleno de nieve y de invierno.
la compra-venta y sonrisas:
la feria del mercadeo.
Una madre, su marido
y un niño en pañales envuelto
dejaron su sitio a otra fiesta
y se fueron para otro pueblo.
para nacer entre pobres
aunque no haya pan en sus puestos.
para nacer entre presos
con in-Morales silencios;
porque lo que sí celebramos
es un nuevo nacimiento.
siempre nuevo, siempre vivo
aunque Herodes siga bien suelto.
Porque ese niño que nace
es vida, fiesta y encuentro;
encuentro que no es “estar juntos”
sino en camino y sonriendo.
cantando los mismos cantos,
con esperanza, ¡resistiendo!,
porque el Dios que nace entre los pobres
entre ellos pone su asiento
y entre ellos camina
regalando su proyecto