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Sobrero manifestó que “fue una obra que nunca se tuvo que hacer, porque técnicamente no tenía ni pie ni cabeza”, destacando entre otras cosas que “era una obra muy cara”. “Lo más importante sería investigar realmente qué pasó, para que los responsables devuelvan la plata”, manifestó el dirigente gremial.
A casi dos décadas de haber sido anunciada, con seis años de paralización absoluta y apenas 7 kilómetros construidos, la obra ferroviaria más ambiciosa de los últimos tiempos en Argentina quedó suspendida de forma definitiva. Recientemente, el Gobierno de Javier Milei y las dos empresas que tienen el emprendimiento se pusieron de acuerdo para cerrarla definitivamente y dar de baja el proyecto, tras un gasto total de 420 millones de dólares destinada a pagar certificaciones de obras.